Ante la cuarentena que estamos viviendo, varios sistemas se han visto en la encrucijada de cuestionarse si son esenciales o si la forma en la que han subsistido es esencial. El sistema educativo es, a mi juicio, uno de los que más se ha enfrentado a este problema. La necesidad de quedarnos en casa, alejados de los salones de clase, “alejados” de los maestros, y los espacios de aprendizaje que durante tantos años han existido nos ha puesto frente a una pregunta. ¿Es realmente necesario ir al colegio? Personalmente me ha parecido muy decepcionante ver que las escuelas (sus organizaciones) no están aprovechando el momento de explorar nuevas formas y se aferran a continuar en el mismo camino, aunque forzados esta vez a hacerlo a través de una pantalla pero el mismo camino al fin.
Esta necesidad circunstancial de preguntarnos sobre el sistema educativo y su esencialidad al menos en su forma, (más a fuerzas que de ganas) a dado distintas posturas. Algunos motivados evidentemente por razones económicas, otros por razones morales, políticas, o por razones meramente de comportamiento (seguro no es fácil tener tres niños en casa todo el dia!) todos nos estamos enfrentando a un problema que era necesario ver. ¿Cual es el problema? Hay distintas preguntas para abordar toda la gama de situaciones que no funcionan en el sistema educativo y que ahora mismo chocan con la situación de la pandemia y el encierro. Hoy escribo pensando en uno en particular.
¿Que hay con los maestros?¿Son necesarios? ¿Se pueden sustituir? ¿Tendrán que adaptarse a otras formas? ¿Para qué necesitamos maestros?
Primero habría que estar de acuerdo en el hecho de que la principal razón por la cual existe la educación es para continuar el legado cultural de la humanidad. La evolución de la cultura depende de la transferencia de conocimientos de generacion en generacion, los cuales se modifican y se van a adaptando similar a como lo hace la evolución de las especies. Cabe aquí una curiosa analogía, así como el COVID-19 de manera totalmente inadvertida encontró en una de sus copias una modificación que le permite subsistir mejor y que por lo tanto ha logrado reproducirse como ya lo hemos visto, la cultura, ante esta situación también de manera inadvertida, va a modificarse para subsistir. Estas modificaciones culturales nosotros les llamamos innovación y para que ocurran, necesitamos una base previa de conocimientos (algo así como el ADN de la cultura)
Entonces, innovamos basados en lo que ya conocemos y lo conocemos gracias a la capacidad del ser humano de transmitir el conocimiento previo. De esta manera una persona no necesita volver a pasar por todo lo que vivieron nuestros ancestros para conocer algo, solo necesitamos leer un libro, ver un documental, escuchar un podcast, leer un blog o ponerle atención al maestro.
Esto lo podemos hacer gracias al lenguaje, el codigo de transferencia que nos ha permitido aprender de manera inmediata del pensamiento de otros. Entonces, podríamos empezar diciendo que el maestro es aquel que posee un conocimiento y lleva dicho conocimiento a otros. Sin embargo, es importante hacer distinciones:
En función del conocimiento que tienen y su fuente:
1.- Maestros que tienen un conocimiento que es original de suyo.
2.- Maestros que tienen conocimientos adquiridos de otros.
En función del objetivo de la transmisión:
1.- Maestro como aquel que transmite conocimiento para aumentar el capital cultural del otro.
2.- Maestro como aquel que transmite el conocimiento que el sistema te pide que tengas.
Esta distinción nos permitirá identificar a los maestros que son importantes para el sistema educativo y para el cual va este texto.
En el sistema educativo el maestro tiene una función muy particular, asegurarse de que la transferencia del conocimiento sea exitosa, y que dicho conocimiento sea el que el sistema ha elegido, es decir que el alumno aprenda lo que la sociedad y su cultura (el sistema) ha de desear que aprendamos.
Así que, si nos concentramos en esa función, la pregunta puede ser ¿se puede aprender en el sistema educativo sin maestros? Yo creo que si.
Asegurar que la transmisión de conocimiento sea exitosa suena a algo muy complejo, hasta ahora, hemos creído que es tan complejo que solo un maestro especializado es capaz de hacerlo. Yo no creo que esto sea cierto, creo incluso que un sistema de inteligencia artificial tiene más posibilidad de entregar información ordenada, filtrada y preparada específicamente para cada alumno de forma más eficaz que una persona, considerando que el capital cultural de la humanidad en estos momentos es gigantesco y crece dia a dia.
La inteligencia artificial ha demostrado ser capaz de discernir, cuestionar, responder preguntas y aprender de las mismas, comprender razonamientos complejos e integrar nuevos conocimientos, incluso ha logrado crear nuevo conocimiento.
¿Esto significa que el maestro es prescindible? Basados en mi limitado concepto de aprendizaje expuesto hasta ahora todo indica que si es prescindible. ¿Podemos aprender cualquier cosa sin la necesidad de un maestro? Sabemos que en principio, tenemos la capacidad ¿tenemos las herramientas? Tecnológicamente hablando, estamos cerca de tenerlas todas.
¿Entonces qué falta? Falta explorar el resto de los elementos envueltos en el aprendizaje (experiencias, emociones, motivación) pero siendo realistas en esos elementos la función del maestro en el sistema educativo actual tampoco ha sido del todo efectiva, así que, transformar el sistema educativo actual podría implicar que la existencia del maestro se concentre más, en los elementos psicológicos del aprendizaje, y menos, mucho menos, en la transferencia de los conocimientos lo que significa que el maestro debería ser un colaborador del proceso de aprendizaje y no una fuente de transmisión de conocimiento como lo ha sido hasta ahora en el sistema educativo.
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