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La pedagogía de la Ternura

En nuestro trabajo alrededor del aprendizaje creativo y lo que nosotros llamamos "el cerebro emocionado" la filosofía y la ética son elementos necesarios tanto en el trabajo dentro de la escuela como en la familia. Personalmente me gusta insistir a los padres de familia sobre la importancia (sino necesidad) de tener una filosofía de vida que sea una guía fundamental en el trabajo diario tanto individual como colectivo de la familia y la crianza. Una filosofía de vida nos da claridad como padres, la claridad a su vez nos da seguridad y nuestra seguridad les da confianza a nuestros hijos. Como ya lo he mencionado antes, la confianza y seguridad de un niño es uno de los regalos mas poderosos que les debemos de dar a nuestros niños.


Dentro de esa filosofía el trabajo colectivo es necesario, no solo como aprendizaje (que es importante y he hablado más sobre ello antes) sino como resultado del propio aprendizaje, es decir, la colectividad no es solo un medio sino un fin.


En su libro "El niño filosofo y la ética" el filosofo Jordi Nomen escribe: "en la actualidad, la sociedad de mercado está marcada por la competitividad sin límites, en donde el éxito social se define por la competencia para afirmarse y dejar a los otros atrás. Se genera así un individuo asocial, que desconoce el bien común, sin sensibilidad ante aquellos que no pueden conseguir sus objetivos, sin empatía con los desfavorecidos"


Dudo que seamos pocos los preocupados por el camino que la sociedad está tomando en términos de individualidad. Es un hecho que la educación con mucha frecuencia entra en ese mismo frenesí, bajo la falsa idea mercantil de "adaptarse a las necesidades de la actualidad". Bajo este mismo concepto las escuelas y universidades compiten en tecnología, en practica, en experiencia laboral, pero dejan de lado la tarea fundamental de formar seres con empatía, con intereses mucho más profundos que las necesidades habituales que se suelen trabajar en el emprendimiento común y que se logra en el trabajo más intimo con nuestros pares. Cambiamos las mesas redondas de la bibliotecas que fomentaban el aprendizaje distribuido por computadoras y audífonos en mesas individuales que por el contrario segregan el aprendizaje creativo. No hace mucho que escuche a una licenciada en derecho hablar sobre la poca necesidad de llevar materias de ética en su carrera. Esto significa que estamos disociando la formación académica para formar pequeñas carreras técnicas bajo el titulo de licenciaturas, maestrías o doctorados que poco o nada tienen de pensamiento critico, científico y cuidadoso y que curiosamente es similar a la educación de la era industrial que uno supondría, ya no debe prevalecer el día de hoy.


Sobre esa misma línea, aparece la pedagogía de la ternura. Dice el propio Jordi Nomen: "la pedagogía de la ternura en contraposición, busca convertir las relaciones interpersonales en relaciones sociales, de fraternidad entre seres humanos y con la naturaleza. Así, la ternura se alza frente a los prejuicios y estereotipos, frente a la insensibilidad que a menudo acompaña a las prisas y el estrés que padecemos".


Y continúa: "ciertamente la ternura no arrastra buena prensa. Suele concebirse como parte de la intimidad, expresión de un sentimentalismo y un romanticismo vacíos, sin fuerza para cambiar el mundo. La ternura se asocia muchas veces a la ingenuidad. Nada más lejos de la verdad. Es con la resiliencia, la resistencia a la adversidad, como se cambia a un mundo problemático".


Pero no solo las escuelas comenten este error. Son en esencia parte de un problema circular que incluye por supuesto, a la familia. En recientes intervenciones con padres de familia me he dado cuenta de esto. Los padres de familia tenemos una tendencia casi natural a criar de forma intuitiva. No es necesario buscar culpables, ciertamente ser padre está mas asociado a la vieja frase: "nadie te enseña a ser padre" aunque esto no sea del todo cierto. Pero detrás de eso hay mucho mas; la religion, las costumbres, las ideologías, los principios y demás características que van a variar de familia en familia. Sin embargo vale la pena recordar que en la crianza, la intuición no solo se basa en nuestra experiencia como padres sino también como hijos. Lo que significa que si no prestamos mucha atención, estaremos perpetuando comportamientos de las generaciones previas que de ser más críticos, podríamos no desear; es por eso muy recomendable para las familias la formación de una filosofía de vida que sea una guía para resolver problemas aunque sean cotidianos y que estén por encima de nuestra intuición.


Cuando les explico a los padres de familia porque es necesario ponernos mas atención suelen quedarse sorprendidos. Queremos que todo ocurra muy rápido, y es muy difícil vivir las emociones cuando no tenemos tiempo de verlas, mucho menos de entenderlas. El cerebro emocionado como lo he dicho, requiere que las experiencias del día a día se puedan saborear como un platillo en un restaurante y estas emociones requieren de otros para que sean mas fuertes, para que fijen más, por eso el aprendizaje es mejor cuando es colaborativo, y por eso es necesario aprender a vivir en sociedad, conocer nuestras emociones para después comprender las de los compañeros. Todo esto requiere tiempo.


Siempre pienso que una regla en la crianza es tomar el camino más lento, el que seguramente me tomara mas tiempo pero es mucho más seguro. En la educación y en la crianza, la rapidez no es el mejor aliado.


Así mismo, regañar, gritar, castigar suele ser un camino bastante rápido, sobretodo si lo comparamos con el escuchar, explicar, resolver. Son dos formas muy distintas pero sobretodo, son ideológicamente contrapuestas.


Dice Carl Honor en su famoso libro "Elogio a la lentitud": Poner a los niños en el carril rápido suele ser mas perjudicial que beneficioso. Cada vez hay más pruebas de que los niños aprenden mejor cuándo lo hacen a un ritmo más lento. Ir demasiado rápido nos lleva a un impulso compulsivo de perfeccionar a los vástagos. A fin de darles ventaja los padres ambiciosos les enseñan a hablar antes de que tengas seis meses, como todos los demás hacen ir a sus hijos por el carril rápido, la presión para participar en la carrera es enorme"


Y en ese camino de excesiva velocidad, no tenemos tiempo para los demás, como lo he dicho, no tenemos tiempo para nosotros mismos y nuestros niños crecen bajo ese mismo esquema. No es sencillo entonces aprender de manera profunda pues no hay tiempo para eso, el aprendizaje superficial, el técnico y practico es el que encuentra espacio en esta carrera y entonces, volviendo a nuestro trabajo en el aprendizaje creativo, pensar críticamente, pensar en los problemas y las soluciones e innovar, se vuelve una tarea titánica.


Para entender la pedagogía de la ternura, nos dice Jordi Nomen: "Por encima de todo, lo que un niño necesita es afecto. A eso se debe la escuela y la familia. La tarea fundamental de la escuela y la familia es favorecer la razón y la emoción a la vez, la búsqueda de la confianza y la satisfacción que da aprender lo nuevo y saber conectarlo con lo ya sabido. Por eso los adultos debemos proporcionarles los medios para que se conviertan en investigadores de la vida. En contra de lo que pueda parecer, la ternura no enseña a conformarse, sino a levantarse una y otra vez cuando uno ha caído.


La ternura no es ese paternalismo rancio que menosprecia las preguntas que hacen los niños, es interés en tomar en consideración sus inquietudes, sin cercenar su curiosidad y admiración por todo lo que los rodea. Tenemos que empezar a mostrar cómo el error es la única senda segura hacia el saber, y no un estigma vergonzoso.

-Este texto forma parte de un proyecto llamado: "El cerebro emocionado: Introducción al aprendizaje creativo" -

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